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No eres tú, es el sistema: ¿por qué persisten las brechas laborales en México?

Nacional
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Este 15 de marzo, la especialista en género Norma Cerros se presentó en la Embajada de Suecia en México junto con otras tres panelistas para hablar sobre su libro Rompe la brecha (Grijalbo, 2022). Durante la conversación, estas cuatro mujeres profesionistas compartieron cifras y puntos de vista sobre las razones por las cuales, en nuestro país, las mujeres siguen sin acceder a puestos de trabajo remunerados o con condiciones laborales dignas como las de los hombres.

Fernanda García (otra de las panelistas, quien es coordinadora de Mujer en la Economía en el Centro de Investigación y Política Pública IMCO) ilustró estas brechas laborales. Entre otros datos, la panelista indicó que en México, por cada 40 horas que las mujeres invertimos en labores de cuidado en el hogar, los hombres toman únicamente 16 horas a dichas labores. 

Esta diferencia en el tiempo disponible para realizar trabajos remunerados es, precisamente, uno de los obstáculos por los cuales las mujeres no pueden ingresar al campo laboral. Una de las consecuencias de ello es que en nuestro país, 3 de cada 10 mujeres no logran tener ingresos por cuenta propia.

Norma Cerros, autora de Rompe la brecha, un libro donde aborda datos sobre las brechas laborales entre hombres y mujeres en México y comparte herramientas para poder cerrarlas desde lo individual y lo colectivo. CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

A pesar de estas condiciones, las mujeres generamos 2.6 veces más valor económico en México que los hombres de acuerdo con Fernanda. Esto, debido a que ese trabajo no remunerado que hacemos en casa permite que otros sí salgan a trabajar y a producir riqueza monetaria.

La masculinización del trabajo, otro elemento de la brecha laboral

Tal como explicó la autora Norma Cerros, además de los estereotipos de género que sustentan el esquema de trabajos no remunerados en México, detrás de las brechas laborales también se encuentra la forma masculinizante con la que están diseñadas las estructuras internas de las empresas.

Esta masculinización se evidencia desde las cosas más sencillas, como la temperatura de una oficina diseñada para hombres que usan camiseta, camisa, saco y corbata, hasta la forma en la que se plantean los reglamentos y las negociaciones dentro de las compañías.

“Creo que cuando todas nosotras llegamos al mundo del trabajo pagado, llegamos a algo que ya estaba hecho; digamos, una estructura que fue creada por y para el hombre en tiempos en el que no se esperaba que las mujeres formáramos parte de estos ámbitos.”

Norma Cerros

En este sentido, tal como aseveró la panelista Paulina López  Salinas (directora de Operaciones Financieras de la empresa sueca SKF en seis países de Latinoamérica), ser mujer e insertarte en estos ámbitos implica adoptar actitudes masculinas para ascender y adquirir mejores condiciones de trabajo. Sin embargo, esta actitud también puede ser criticada al no ser lo esperado socialmente para una mujer.

De izquierda a derecha: Diana Zamora, directora de Políticas Públicas Globales de Mastercard; Laura Reyna, directora de PUENTECH; Paulina López  Salinas, directora de Operaciones Financieras de la empresa sueca SKF en América Latina; Gunnar Aldén, embajador de Suecia en México; Norma Cerros, autora y empresaria; Fernanda García, coordinadora de Mujer en la Economía en el Centro de Investigación y Política Pública IMCO. CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

Por otro lado, Paulina López también afirmó que es necesario recordar que las dificultades que enfrentan las mujeres dentro del mundo laboral están diferenciadas. No es lo mismo vivir discriminación y violencia en un puesto bajo que estando en un lugar de toma de decisiones. Si bien la violencia es transversal, no siempre tiene las mismas expresiones.

A pesar de ello, hay patrones que sí prevalecen. Al respecto, Laura Reyna (directora de PUENTECH, Laboratorio de Tecnología y Política Pública para América Latina) destacó que incluso las tecnologías que se están desarrollando actualmente están replicando modelos de discriminación del pasado. De ahí que, aunque estas tecnologías estén transformando los modelos laborales y de comunicación—entre otras cosas—, no dejen de excluir a las trabajadoras e incluso a las usuarias.

¿Qué podemos hacer para cerrar las brechas?

A pesar de este panorama, no se puede negar que en México ha habido avances respecto a la presencia de las mujeres en el mundo laboral. Al respecto, Norma Cerros recuerda que gracias a la llegada de los anticonceptivos a nuestro país las mujeres pudieron tener un mejor control de su fertilidad; esto, a su vez, permitió que muchas pudieran optar por un camino distinto al de la maternidad.

Sin embargo, la realidad es que el cierre de brechas de género en México avanza a un paso más lento de lo esperado. Para generar un mayor impacto hacen falta diversas acciones que van desde la erradicación de los estereotipos de género en casa hasta la creación de un Sistema Nacional de Cuidados y legislaciones pertinentes para quitar de nuestras espaldas la carga de trabajos no remunerados. 

Licencias de paternidad, espacios de lactancia y flexibilidad en los espacios de trabajo pueden ser parte de estas normativas. Para ello, tanto la sociedad como el Estado deben asumir sus responsabilidades al respecto. Solo así se acortarán las distancias que separan a hombres y a mujeres de tener trabajos dignos, salarios suficientes y autonomía económica.