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El PAN, un partido vacío de política

Nacional
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Mientras el PRI se corre más a la derecha y Andrés Manuel López Obrador capitaliza el enojo social por la corrupción, el PAN, encabezado por el presidenciable Ricardo Anaya, está paralizado, sin estrategia ante los embates políticos, alejándose de sus votantes y ansiando “cachar” los votos del perredismo en declive, con “el enorme riesgo de desangrarse” en la elección de 2018.

 

“El PAN es un partido lleno de grillas y vacío de política”, dice el senador Roberto Gil Zuarth al hacer una evaluación crítica de su partido y del proyecto de crear con el PRD un Frente Amplio Opositor que, además de que excluye a Margarita Zavala, “no está emocionando a nadie”.

El frente promovido por Anaya, explica, asemeja más una fórmula para que las burocracias del PAN y PRD –y quizá Movimiento Ciudadano– se repartan desde ahora candidaturas plurinominales, que una coalición ganadora: “Parece una simple dona salvavidas”.

En entrevista, Gil Zuarth advierte que mientras el PAN busca aliarse con el PRD, el PRI hizo una asamblea nacional para impulsar como presidenciables a los secretarios de Hacienda y de Educación, José Antonio Meade y Aurelio Nuño, para atraer al electorado del PAN que le teme a López Obrador.

“El PRI decidió dos cosas en su ­asamblea: ir por el PAN y conservar lo suyo. El PRI va por el PAN no solamente para robarle el electorado que quiere la modernización del país, sino que le quiere quitar las banderas con perfiles que se parecen más al PAN que los perfiles tradicionales del PRI”.

Su partido, alerta, hace lo contrario: “Nuestra apuesta es aventarnos a tratar de cachar a una parte del electorado de izquierda a costa de abandonar uno que puede ser mucho más sensible a las causas históricas del PAN. Esa apuesta corre el riesgo de que, por cachar votos de izquierda, se deje descubierto el electorado tradicional y que el PRI, echado hacia el PAN, nos lo quite”.

La apuesta del PRI está muy clara, dice: “Representar el futuro ante el pasado que es Andrés Manuel. ¿Y el PAN? Pregúntenle (...) El PAN corre el enorme riesgo de desangrarse y ese riesgo, más que una escisión de una parte del PAN, es que no lleguen los electores al PAN”.

Y en este contexto se produce el embate contra Anaya, quien asegura que el supuesto enriquecimiento de su familia política, publicado por El Universal el miércoles 23, obedece a una “infamia” en su contra del PRI y del gobierno de Enrique Peña Nieto. “El 2018 ya comenzó”, lo ubica Gil Zuarth.

“Son filtraciones para debilitar la imagen pública del PAN y su dirigente. Ricardo ha hecho bien en dar la cara y anunciar que va a emprender acciones legales”, dice el senador, quien se solidarizó con él, vía Twitter, el mismo día: “Unidad y confianza de los panistas en torno a Ricardo Anaya frente a todo intento de desprestigio”.

Para el legislador, quien fue secretario particular de Felipe Calderón en la Presidencia, esto es parte de la estrategia del PRI-gobierno para eliminar desde ahora a su partido de la contienda presidencial: “Hay la intención de jugar la semifinal con el PAN para luego ir contra López Obrador”, subraya.

–¿Qué debe hacer Anaya? 

–Una estrategia nacional y no perder más tiempo en indefiniciones. Un partido que no tiene estrategia, no tiene capacidad de respuesta y tampoco capacidad de defensa. Si no es la estrategia correcta, se cambia, pero hay que tenerla.

Según Anaya, los ataques en su contra obedecen a que el PAN exige que el primer fiscal general de la República no tenga militancia partidista y no sea el procurador Raúl Cervantes, exsenador priista, como supuestamente quieren algunos senadores de ese partido, entre ellos Gil Zuarth.

El senador lo rechaza: “Hay una suerte de intención política interna de tratar de caer en una polarización. No hay un dilema. No es sí Cervantes o no Cervantes. Lo que importa es el modelo de la fiscalía. El modelo debe ser que la PGR muera con el viejo sistema y que la fiscalía nazca de cero. Pero eso no significa una escisión en la bancada o un albazo”. 

Según él, de nada sirve la autonomía de la nueva fiscalía si el presidente de la República le quita la policía o le quita el presupuesto o si no cuenta con servicio profesional de carrera. “De eso se trata esta discusión –reitera–, no es de una persona u otra. Si hoy está en votación es porque la pasada legislatura aprobó la primera etapa del pase automático”.

En efecto, la Cámara de Diputados aprobó, en diciembre de 2014, el “pase automático” de procurador a fiscal, con el voto a favor de 96 panistas, siendo Anaya diputado federal y presidente interino del PAN. “Si hoy estamos a tiro a gol es porque hay una minuta”, insiste el senador. 

Frentistas, aplaudidores de Peña

En la entrevista, Gil Zuarth analiza el papel del PAN en el Frente Amplio Opositor, del que se declara “desilusionado”, y recuerda que los promotores de éste, como Anaya y su antecesor, Gustavo Madero, así como los perredistas Jesús Ortega, Guadalupe Acosta Naranjo y Alejandra Barrales fueron los más entusiastas impulsores del Pacto por México que le aprobaron a Peña Nieto todas sus reformas a cambio de nada.

“Debe haber autocrítica: ¿Se equivocaron, y hasta dónde, o no se equivocaron en la estrategia de los cheques en blanco al gobierno del Pacto por México?”, pregunta Gil Zuarth. Y responde: “El ganador fue el gobierno y nada de la agenda de la parte opositora está lograda. Al contrario, hay retrocesos avalados por la propia oposición”.

Pone como ejemplo la reforma fiscal que aumentó impuestos, impulsada por el PRD, y la reforma política propuesta por el PAN para crear el Instituto Nacional Electoral que, además de ser integrado por cuotas de los partidos, no ha funcionado para frenar los excesos del PRI y de sus gobiernos federal y estatales.

“Se hicieron nombramientos verdaderamente malos en algunos órganos del Estado y ahora todo mundo lamenta que simplemente esos órganos no garantizan la imparcialidad. Pero fueron nombramientos que derivaron de métodos que se inventaron en el Pacto por México, puestos complejísimos donde se diluye la responsabilidad del que propone y del que nombra y, al mismo tiempo, derivó en cuotas de partidos.”

Y censura: “Lo que hoy condena el frente opositor es que ciertas instituciones no están funcionando, pero no nos han dicho, no hemos querido decir, en qué grado nosotros participamos en ese resultado. También debe haber autocrítica”.

–Usted fue artífice de la reforma 2013-2014, ¿qué autocrítica hace?

–La gran falla, el mayor defecto, fue llegar a fórmulas de compromiso. Es decir, construir híbridos para tratar de acomodar las pretensiones de todos (…) El modelo no ha servido para garantizar la imparcialidad, sobre todo a nivel local.

–Ni ha servido para abatir los costos de las elecciones, que era uno de los objetivos.

–Era uno de los objetivos no duplicar los esfuerzos institucionales para organizar una elección. Para decirlo pronto: el modelo que construimos, ese híbrido entre el IFE y la expectativa del órgano nacional electoral no resolvió el problema de fondo, que era garantizar que los órganos, sobre todo locales en materia electoral, garantizaran imparcialidad.

“Otro error fue no haber insistido en aprobar la segunda vuelta electoral, y lo único que se logró fueron los gobiernos de coalición.”