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Sin brújula, el combate a la pandemia en México

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México va a ciegas en su lucha contra la covid-19, pues debido a la falta de pruebas de diagnóstico no se tiene la fotografía completa sobre quién tiene el virus ni hacia dónde se mueve éste, afirma Margaret Harris, epidemióloga de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Idealmente se deben aumentar las pruebas, porque son tus ojos en el virus, ven hacia dónde va, dónde está”, dice a Proceso.

E insiste: “Las pruebas son los ojos para encontrar el virus. No puedes ganarle la batalla si vas a dar la pelea a ciegas. Es imposible”.

La OMS trabaja con las cifras que le da el gobierno mexicano, confía en sus números –ocurre igual con todos los Estados miembros del organismo– sin verificarlos independientemente.

En conferencia de prensa, la responsable de enfermedades emergentes y zoonosis de la OMS, María van Kerkhove, consideró que, en consecuencia, los números que se observan en América Latina, México incluido, “no reflejan la verdadera naturaleza dinámica de este virus en términos de su capacidad de transmisión”.

La experta considera que se debe llevar a cabo una estrategia “muy clara” para hacer las pruebas PCR (las de reacción en cadena de la polimerasa, con las que se detecta el coronavirus), dar prioridad a todos los casos sospechosos, los contactos que desarrollan síntomas y en especial a todo el personal de salud que lidia con pacientes con covid-19.

Además deben hacerse las pruebas en residencias para personas de edad avanzada y aplicarlas también a personas con comorbilidades que pueden estar en riesgo de contagio.

Estrategia masiva

Mike Ryan, responsable de emergencias de la OMS, al hablar del famoso “test, test, test” en el que tanto ha insistido el director de la institución, Tedros Adhanom Ghebreyesus, recalca la necesidad de aumentar las pruebas de diagnóstico de manera significativa, incluso masiva.

En este sentido, Estados Unidos, por ejemplo, de marzo a la fecha ha llevado a cabo 9 millones de pruebas y se estima que durante el verano se podrán realizar unas 300 mil por día. Para septiembre incluso podrían llegar a los 40 millones de pruebas.

Sin embargo, en México el subsecretario Hugo López-Gatell ha señalado que conforme aumentan los casos de covid-19 “es imposible” hacer las pruebas de manera más extensa, por lo que las ha descartado.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México se realizan 0.6 pruebas PCR por cada mil habitantes, cifra que lo coloca al final de una tabla (publicada el lunes 4) que encabeza Islandia, con 147.6 pruebas por cada millar de personas.

Países como Israel aplicaron 45.4 pruebas por cada mil habitantes, Italia 34.9, Noruega 31.8, Suiza 30.6, España 28.9, Chile 10.4 y Colombia 2.3, señaló la OCDE.

Además, según la Secretaría de Salud, en México sólo se hacen las pruebas a quienes ya presentan casi todos los síntomas o que están graves y hospitalizados.

“Nuestras recomendaciones incluyen encontrar todos los casos, hacer las pruebas, atender pacientes en los entornos apropiados, según la gravedad de sus síntomas, encontrar todos los contactos, ponerlos en cuarentena durante 14 días completos, asegurarse de que el público esté completamente comprometido para que sepan qué es lo que pueden hacer”, dice Ryan a Proceso.

A su modo de ver, estas medidas básicas de salud pública son las que deben llevarse a cabo, pero reconoce que en Europa tuvieron que recurrir al confinamiento, porque sus sistemas de salud se vieron desbordados debido al aumento rápido y exponencial de la transmisión del virus. Y ahora que comienzan a relajarse las medidas de aislamiento, “debe hacerse de manera controlada, porque a este virus le gusta encontrar oportunidades para propagarse”, advierte.

En su opinión es preciso asegurarse de que se está llegando a todas las personas dentro de las fronteras de cada país, independientemente de los diferentes conflictos que están en curso, ya que “esto se está convirtiendo en un desafío cada vez mayor”.

La nueva normalidad

Respecto al futuro, Ryan observa que muchos países tienen ahora una disminución sostenida en el número de casos y de muertes y “en la medida en que entramos en un periodo de baja transmisión, será necesario estar más alertas y vigilantes”.

Los países que aplicaron medidas drásticas para contener la enfermedad pueden evitar una segunda ola de contagios, si son capaces de identificar rápidamente los nuevos brotes, como lo están haciendo Corea del Norte, China y Alemania, indica.

“Con medidas de distanciamiento social, higiene, con una población alerta y educada, capaz de controlar sus propios riesgos, y con un sistema capaz de detectar nuevos casos, rastrear contactos y aislarlos se puede evitar la segunda ola”, sostiene.

La OMS muestra cierta aprensión en la medida en que más y más países van relajando el confinamiento, permitiendo el retorno gradual al trabajo y a la escuela, pero el riesgo de un retorno demasiado rápido a la normalidad podría ser la antesala de nuevos e incontrolables rebrotes.

Ryan subraya que si la enfermedad persiste, incluso a un nivel bajo, en países que no tienen la capacidad de investigar grupos de infectados e identificarlos, “el riesgo de que la enfermedad se dispare es muy real”.

“No hay que cometer los errores de la primera vez, cuando se pensaba que era una enfermedad leve y no se tomó en serio”, argumenta Ryan, quien critica la apuesta que hicieron algunos gobiernos de permitir cierto nivel de contagios con la idea de que eso generaría cierta “inmunidad colectiva”.

“Esta idea de que los países que han hecho poco van a alcanzar una inmunidad de grupo y que se perderá a algunas personas en el camino, es un cálculo muy peligroso”, advierte.

“Necesitamos tener las prioridades claras conforme entramos en la próxima etapa de esta lucha”, recalca.