¿Quién está gobernando?

Editorial
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El gobierno que se promociona como el de la transformación de Chiapas está quedando a deber, y lo peor de esta situación, es que no ha mostrado ninguna diferencia con los gobiernos encabezados por Juan Sabines y por de Manuel Velasco, que se caracterizaron por la corrupción y el mal gobierno, dos cosas que están presente en esta administración, aún y cuando se insiste en señalar que la corrupción no se permite en este gobierno, pero los hechos en las licitaciones y la mochada que llega al 20%, así como las nuevas propiedades de los funcionarios desmienten el discurso del gobernador.

En los 18 meses que lleva esta administración ha quedado claro que el gobernador carece de un proyecto de gobierno, que no entiende la función social del Estado y que no se rodeó de los mejores hombres y mujeres de Chiapas, que le permitiera impulsar la transformación que requiere la entidad y con la que se comprometió en campaña y que tanto pregona en su discurso, aunque nunca ha señalado qué es lo que se tiene que transformar y cómo se va a lograr.

La crisis sanitaria desnudó la inoperancia de la administración y provocó un creciente número de contagios y fallecimientos, que no aparecen en las estadísticas, debido a que se escogió la estrategia de la mentira y del ocultamiento de la información. Esto redujo los márgenes de legitimidad del gobernador y mostró la pobre resiliencia, pues no ha sabido responder a esta crisis y no ha entendido que las prioridades en estos momentos son salvar vidas, reducir los contagios y tomar medidas preventivas para evitar nuevos brotes del COVID 19; y que para ello se requieren de recursos económicos, recursos que están disponibles en la secretaría de hacienda, quien trae un subejercicio del gasto considerable.

El panorama no es nada halagüeño para Chiapas, con un gobernador que no toma decisiones, que carece de proyecto de gobierno, que cierra los ojos ante la inacción del aparato público y que mantiene una postura de no escuchar a todas las voces, principalmente, con las que no coinciden con los pobres resultados de su gestión administrativa.

Todo esto hace prever, que en el corto plazo se lleguen a presentar mayores conflictos sociales, un crecimiento de la pobreza, graves problemas alimentarios por una disminución en la producción de granos, mayor inseguridad y cada vez mayores problemas de gobernabilidad. De allí que lo deseable es que el gobernador Rutilio Escandón decida rectificar hasta ahora lo caminado, realice los cambios necesarios en el gabinete y se decida a desempeñar la responsabilidad de gobernador.