Inapropiada firma del gobernador en la carta

Editorial
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Resulta muy preocupante que el gobernador del Estado no elabore las políticas públicas que procuren el bienestar de la población y que además no se tomen las mejores decisiones para atender la crisis sanitaria, que ya destrozó las actividades productivas de Chiapas, lo que pone en grave riesgo la soberanía alimentaria de la población

En los 23 meses que lleva esta administración queda claro que el gobernador no estaba preparado para desempeñar el cargo y que no se rodeó de los mejores perfiles profesionales de hombre y mujeres de Chiapas que le hicieran el trabajo y con ello ocultar la falta de visión de gobierno, a través del diseño de políticas y de proyectos.

Los nulos resultados de la administración no son para aplaudir o celebrar sino que resultan preocupantes. En este periódico jamás se ha tenido la apuesta de que le vaya mal a Chiapas, pero en sus páginas se ha señalado que el silogismo de que le vaya bien al gobernador para que le vaya bien a Chiapas es falso y esta falsedad se refleja claramente en los exgobernadores Juan Sabines Guerrero y Manuel Velasco Coello, a quienes les ha ido muy bien y dejaron en el desastre social a Chiapas.

Aquí en estas páginas la apuesta es la mejora de la vida pública de Chiapas, y los desaciertos de los gobernadores se señalan, pero nunca con la intención de celebrar los fracasos gubernamentales. En este sentido preocupa que Rutilio Escandón no tenga los resultados de gobierno prometidos y que la transformación sea solo un discurso hueco y demagógico, en unas circunstancias en que en Chiapas hay todo por hacer, pues esta administración fue precedida por 12 años de desaciertos y de una perversión en las acciones de gobierno, en el que con pocos logros, se sobrepasaba en mucho lo realizado anteriormente. Pero eso no ha sucedido.

Chiapas no ha tenido crecimiento económico en los últimos años y ha tenido un crecimiento de la pobreza y la pobreza extrema, a pesar de que se le han destinado enormes cantidades de recursos para las políticas sociales. Pero la situación económica y social nunca había estado tan mal como se encuentra en estos momentos, esto de acuerdo con el semáforo económico de la entidad, en la que todos los indicadores se encuentran en rojo. En Chiapas no hay políticas públicas, no hay agenda de gobierno, no hay gabinete y sim-ple y llanamente no hay gobierno. Bajo estas condiciones es imposible defender un proyecto de transformación y menos si no se sabe qué es lo que se tiene que transformar en Chiapas.

Por eso resulta inadecuado que el gobernador Rutilio Escandón se involucre en la firma de cartas para desacreditar a otros gobernadores en la defensa del presidente, cuando la mejor manera de defender el proyecto de López Obrador es con resultados, y eso es precisamente lo que no hay en Chiapas.

En la carta se hace referencia al combate a la corrupción, algo que no sucede en Chiapas, y la muestra más clara es que no se ha procesado a nadie del anterior gobierno por estos delitos. Pero esta situación es más grave aún si se revisan los cambios y mejoras eco-nómicas de los principales colaboradores del gobernador, de esos que lo acompañan des-de que era presidente del tribunal. Todos ellos se enriquecieron y son carne de cañón de cualquier investigación que se quiera realizar para imputar responsabilidades administrativas y penales en el servicio público.

La administración de Rutilio Escandón se encuentra deslegitimada y el gobernador no representa los intereses de Chiapas, su preocupación no es la de mejorar los indicadores sociales de Chiapas y así mejorar la vida pública. Su interés es el de congraciarse con el presidente, aunque no tenga resultados de gobierno, y ahora está convertido en un camorrista, que provoca mayor debilidad a Chiapas, debido a que la entidad recibe participaciones financieras de la federación y le aporta muchos conflictos.