Otro capítulo de violencia en Chamula

Editorial
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La violencia en las últimas horas en San Juan Chamula ha sido administrada desde el palacio de gobierno, en la que con profunda irresponsabilidad y desconocimiento de las prácticas culturales en ese municipio, se ha manoseado al grupo opositor del presidente. Hay antecedentes de como la secretaría de gobierno ha hecho creer a sectores de la población de San Juan Chamula, que la renuncia del presidente municipal era un hecho.

Al respecto están documentadas las innumerables ocasiones en que el secretario de gobierno se reunía con los inconformes y que inclusive otorgaba el trato de presidente del consejo municipal a Juan Shilón, hoy detenido en el Amate, lo que terminó desatando la violencia en ese municipio debido al incumplimiento de destituir al presidente municipal y el reconocimiento del Congreso Local al Concejo Municipal encabezado por Shilón.

A su vez, la ausencia de gobierno en Chiapas, principalmente en este municipio, terminó incrementado los incidentes de violencia, como sucedió el día de ayer, en donde un grupo armado incendió vehículos, realizó disparos y provocó agresiones en la casa donde vive el actual presidente municipal, situación que evidencia la ausencia de diálogo y la imposibilidad de construir acuerdos armoniosos en San Juan Chamula.

En Chamula se encuentran totalmente pervertidos los lazos comunitarios y hoy este pueblo vive problemas y pugnas entre grupos de polleros, de narcotráfico, tráfico de armas, banda de carros robados, producción de discos y películas piratas, prostitución de indígenas, etc. La presencia de la delincuencia organizada en San Juan Chamula no es de fecha reciente, pero ahora se refleja el interés por controlar políticamente la estructura municipal.

La falta de decisiones del gobernador Rutilio Escandón, como en su momento sucedió con Manuel Velasco, es el origen de muchos problemas en la entidad. No hay planeación estratégica. No hay operación política. No hay política social. No hay finanzas sanas. No hay política de crecimiento económico ni de generación de empleos. No hay transparencia en el manejo del coronavirus en los pueblos indígenas; y para colmo de males, la corrupción está generalizada en todas las áreas del gobierno, a pesar del discurso anticorrupción que utiliza reiteradamente el gobernador.

En esta administración, que se suponía era de orígenes distintos, se continúa con la política de tolerancia, indiferencia, complicidad, valores entendidos y permisibilidad a los grupos armados en la entidad; signo inequívoco que indican los graves problemas de gobernabilidad que se viven en el Estado, originado, fundamentalmente, por el desconocimiento que tienen los funcionarios públicos de la realidad chiapaneca.

Sucesos como el de ayer en Chamula muestran que las reuniones diarias de seguridad no están sirviendo de ayuda para mejorar las condiciones sociales de Chiapas. El hecho central es que no se viene gobernando, lo que se viene haciendo es mal administrando los conflictos, en donde la austeridad se ha convertido en una política de no gasto y de no inversión, lo que tiene prácticamente colapsada la economía del Estado, que requiere urgentemente de la inversión gubernamental.

En Chamula, como en otros municipios de la entidad, no hay orden ni posibilidad alguna de restituir la tranquilidad y la seguridad que se requiere, y se corre el riesgo de que estos sucesos de violencia se presenten en otras ocasiones, debido a las muchas decisiones equivocadas de la administración de Rutilio Escandón.