La apuesta de 18 años de gobierno malogrados

Editorial
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En Chiapas cada vez hay más visos de un colapso de la administración que encabeza Rutilio Escandón, visión que contrasta con las evaluaciones que realiza el propio gobernador, quien considera que todo está muy bien y que incluso presume logros, que solo están en su imaginación y que le impiden tomar con seriedad decisiones políticas para evitar el desastre social al que se camina.

La entidad atraviesa en este momento por la situación más difícil de la historia, en condiciones sociales y de conflictos peor que en 1994, que dio origen a la rebelión indígenas zapatista, en donde resulta notorio la pérdida de legitimidad del gobernador y en la que es generalizada la crítica hacia las autoridades, a partir de sucesos vergonzosos que se convierten en noticia nacional y que muestran el nivel de deterioro que hay en la vida pública, sin que eso le resulte relevante al gobernador, quien se encerró en su burbuja y se encuentra aislado de la terrible realidad que se vive en el Estado, sin que haya preocupación en que todos los indicadores del semáforo económico se encuentran en rojo.

El discurso triunfalista del gobernador en las reuniones de gabinete difícilmente corresponden a la realidad y la visión que prevalece en el gobernador no augura un buena final. Sobre todo porque el triunfalismo no corresponde a la realidad que un amplio sector de la población chiapaneca percibe y en el que manifiesta la necesidad de cambios profundos. Pero está claro, que las lecturas políticas que hace el gobernador tienen un sentido contrario, y aunque la población le exija cambios y remociones de funcionarios, Rutilio Escandón se resiste a realizarlo, a menos que se lo ordenen del centro, lo que puede ocasionar conflictos mayores y el convencimiento popular de que el gobierno de transformación que se prometió terminó en puras vaciladas, en donde lamentablemente no existe ninguna diferencia en el actual gobierno con los que lo precedieron y si se hiciera una encuesta comparando la gestión actual con las anteriores se corre el riesgo en que Rutilio Escandón cuente con mayor nivel de desacreditación que Juan Sabines y Manuel Velasco.

En este sentido, al gobernador le urge anunciar buenos resultados, pero a su alrededor no tiene nada que anunciar, debido a que no hay programas concretos para el bienestar de los grupos con mayor vulnerabilidad, y todos los recursos se vienen ejerciendo, sin que se conozca a ciencia cierta en qué se invirtieron los más de 180 mil millones de pesos del presupuesto ejercido en estos dos años de administración,

Aunque a Rutilio Escandón le faltan 4 años más de duración del período de gobierno, hay voces que consideran que su gestión ya acabó, sin dejar ningún legado que recuerde la acción más trascendental de esta administración. De continuar así el estado de las cosas, se habrán cumplido 18 años ininterrumpidos de gobiernos malogrados en Chiapas.