La continuidad del gobierno sin rumbo

Editorial
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Lo peor que le podía suceder a Chiapas en la administración de Rutilio Escandón, es que la gestión de éste se convirtiera en la continuidad de los gobiernos de Juan Sabines y Manuel Velasco. Sobre todo, porque la misión del gobierno autollamado de la transformación, era la de gobernar con visión histórica y reivindicar, con programas sociales, los anhelos de la población. Con  tres años de gestión, existen evidencias de que Rutilio resultó poco gobernante ante la  magnitud de los problemas que tiene  la entidad.  

La política y el gobierno en Chiapas viven hoy día una fase de descomposición, que pone en riesgo a la seguridad nacional del país, debido sobre todo, a que un conjunto de instituciones que hacen posible la unidad de la sociedad están dejando de funcionar y eso es lo que abre el paso a la violencia, a la inaplicación del derecho, a las ejecuciones extrajudiciales  y al caos.

La peor fatalidad en Chiapas, es la actitud de un gobierno que considera que los conflictos en la entidad siempre han existido y por lo tanto esta violencia no fue provocada por la administración actual, lo que provoca la indiferencia del gobernador, ante tantas conductas delictivas que se viven a diario, en el que se han acumulado asesinatos políticos, que paradójicamente son responsabilidad del Estado por no tomar las medidas preventivas, máxime de que tienen antecedentes de los conflictos que se están gestando por la inoperatividad del gobierno.

En concreto, los señalamientos que hiciera el EZLN al gobierno de Rutilio Escandón desnuda el nivel de inoperancia en el que se cometen crímenes y enfrentamientos armados a plena luz del día y el gobernador mantiene su discurso irreal de que todo está muy bien, donde repite la falsa imagen de disminución de los delitos en Chiapas.

Está claro que al gobernador no le preocupa nada de lo que sucede en la entidad, y por lo tanto, no hay disposición ni capacidad política para tomar las decisiones necesarias para restablecer el orden sin violencia en el territorio. Situación que sólo se puede lograr a través del uso permanente de la política para construir acuerdos y tomar decisiones que construyan legitimidad y gobernabilidad. Dos aspectos ausentes en Chiapas en los últimos gobiernos, en el que prevaleció la frivolidad, la corrupción y la indiferencia, acciones que continúan en el actual gobierno de Rutilio Escandón.

Chiapas requiere urgentemente de un viraje del rumbo, pues se corre el riesgo de cumplir 18 años de gobiernos desafortunados, con el agravante, de que hoy como nunca, se habla de la presencia de un narcoestado.