El papel de la ciudadanía

Editorial
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Los partidos políticos en Chiapas viven una crisis severa, en la que se normalizó el entreguismo y con ello  dejaron de ser opciones políticas; hoy ninguno de los partidos desempeña funciones relevantes y hay un distanciamiento con la ciudadanía

Aparentemente, la ausencia de una lucha partidaria deja sólo en el escenario político al partido en el gobierno, quien en el papel, no debiera tener dificultades para asegurar el triunfo electoral en el 2024. Sin embargo, también existe un notorio distanciamiento entre un amplio sector de la ciudadanía con el gobierno, que no puede pasarse por alto, pues el gobierno de Rutilio Escandón perdió la legitimidad, en mucho por considerar que gobernar resulta irrelevante.

En esta condición, tres son los detalles que se descuidaron en estos 4 años de gobierno: 1) En el transcurso de este gobierno no hay resultados sobresalientes y en el cuarto año se concentraron las obras en la remodelación de parques, mercados y en la construcción de puentes, sobre todo en Tuxtla Gutiérrez, lo que significa que no existe definición de prioridades en las obras en relación con  las necesidades de la población, en donde la voluntad del gobernante se impuso sobre el interés público, en el que hay miles de comunidades sin el acceso al agua y saneamiento; 2) Hay un bajo perfil en los funcionarios públicos, que aparte de que no saben qué hacer, tampoco existe una agenda pública ni plan de gobierno, condiciones que generan una incertidumbre mayor; y, 3) en las elecciones internas para delegados de Morena, el gobierno apostó copar con sus funcionarios los cargos, lo que generó que funcionarios cuestionados por su inoperancia controlen la dirigencia estatal de ese partido, lo que termina dividiendo a los activistas y militantes de ese partido con los empleados del gobierno.

De allí que lo que parece un triunfo electoral fácil, se complicó por el propio accionar del gobierno, que no logra percibir, que las circunstancias cambiaron y que por lo tanto no se puede continuar actuando de la misma manera que en el régimen anterior, sobre todo, porque los contextos políticos ya se modificaron. Sin duda, al gobernador le ha funcionado hasta ahora su indiferencia ante los problemas de la entidad, pero frente al factor que representa la delincuencia organizada que está buscando controlar territorios, no significa que esa estrategia vaya a seguir funcionando; sobre todo, porque en estos momentos, los resultados y la eficacia en la toma de decisiones van a ser determinantes y aquí existe una ausencia de gobierno.

La pérdida de legitimidad de los partidos en un escenario de una reforma electoral,  está abriendo la posibilidad del surgimiento de liderazgos ciudadanos, que, hacia el 2024, pueden llegar a constituirse en candidaturas. Esta es una condición hasta ahora inédita, pero que  puede resultar atractiva y más en un escenario en donde el accionar del gobierno está reprobado, no hay crecimiento de la economía y los partidos no tienen credibilidad ni consenso ciudadano.

En este escenario, el gobierno de Morena en Chiapas carga un desprestigio y una acumulación de 16 largos años de gobiernos desafortunados en la entidad, sin un liderazgo político del gobernador, quien está severamente cuestionado y que representa la continuidad malsana de los gobiernos de Juan Sabines y Manuel Velasco, con quienes mantuvo una relación de colaboracionismo y de subordinación.

Chiapas vive una realidad incuestionable, no tiene en este momento opciones políticas, pero las circunstancias están generando el resurgimiento de una participación ciudadana, situación que genera una oportunidad propicia para el fortalecimiento de nuevos liderazgos y de candidaturas ciudadanas.