Las dificultades de la democracia

Editorial
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La historia política de México se ha caracterizado en la práctica por la destrucción del enemigo. Así fue desde el inicio del México independiente, que derivó en un enfrentamiento por el poder entre conservadores y liberales, que concluyó con la República Restaurada, en donde los liberales triunfaron política y militarmente y construyeron una visión de Estado-nación. Durante el porfiriato,de igual manera, se constituyó una sola fuerza política en torno del dictador, en donde los otros grupos políticos fueron perseguidos, encarcelados o asesinados. La Revolución mexicana formó una nueva clase política que nada tenía que ver con el porfiriato – de todos los caudillos de la Revolución el único que tenía antecedentes de colaboración con la dictadura era Venustiano Carranza que había sido senador por Coahuila, pero que fue derrotado por Álvaro Obregón-. De allí que la nueva clase política creó un nuevo régimen político, que enaltece el nacionalismo revolucionario pero que excluyó la posibilidad de un proyecto democrático, pues estaban convencidos de la idea de un Ejecutivo poderoso, que no debía tener controles por el Legislativo.

El nuevo régimen se constituyó con el asesinato de Obregón, que se había reelecto presidente de la república y cuyo asesinato condujo a la creación de un partido nacional, que aglutinara a todos los partidos locales y regionales y quienes no accedieron a sumarse al nuevo partido fueron perseguidos y aniquilados. Este partido, el Partido Nacional Revolucionario, antecedente del Partido Revolucionario Institucional, tuvo como propósito inicial, que desde la figura del partido se controlara al presidente, concepción que se transformó en el gobierno del General Lázaro Cárdenas, en donde el partido político pasó a ser un apéndice del poder presidencial, y a través del partido el presidente controlaba la elección de gobernadores, senadores, diputados, ministros de la Corte, y algo muy importante, controlaba la sucesión presidencial. La concentración del poder en el presidente condujo a un largo período de años en la que el PRI ganaba todas las elecciones, lo que le restó credibilidad democrática frente a los ojos del mundo, situación que llevó al régimen político a la invención de la oposición, que no constituyó una competencia política, y años después, en el gobierno de López portillo se aprueba una reforma política que otorgó reconocimiento a otras fuerzas políticas, incluida la del Partido Comunista Mexicano.

El elemento en común de estos tres períodos políticos fue la ausencia y el aniquilamiento de la oposición, factor que ilustra la frágil práctica de la vida democrática en el país, en donde la lucha política concluye con el aniquilamiento de una de las fuerzas, lo que cancela la posibilidad de la construcción de acuerdos, que caracteriza el ejercicio de la política y con ello se ´produce el cierre del pluralismo político. El régimen político en México se construyó sobre la base del sometimiento y la disciplina política, situación que impide el cuestionamiento y el ejercicio democrático.

En el año 2000 se derrota por primera vez el régimen del PRI, pero los gobiernos de alternancia que le sucedieron no lograron transformar este régimen político y el PRI recuperó la presidencia en las elecciones del 2012, sin embargo una gestión ineficiente y un desprestigio internacional ocasionada por graves violaciones de derechos humanos, en donde sobresale la matanza de Ayotzinapa y la de Tlatlaya, produjo en las elecciones del 2018 un nuevo gobierno de alternancia bajo el discurso de la transformación, encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

Esta transformación implicaba construir un nuevo régimen político, que concretara la división de poderes, que cancelara los poderes metaconstitucionales del presidente, que apostara a un proyecto democrático, que se estableciera sobre el respeto de los derechos humanos, que construyera un nuevo federalismo, que diera impulso a un proyecto educativo bajo el eje central de la construcción de nuevas ciudadanías, que se investigara y sancionara los crímenes del pasado y las desapariciones de miles de personas bajo la perspectiva de una justicia transicional, pero nada de esto se ha concretado. La transformación real que propone el gobierno de López Obrador es regresar a la historia del aniquilamiento de la oposición y la centralización del poder en el presidente, en donde se cancela el pluralismo político, el cuestionamiento y la reflexividad que caracteriza a la democracia, y con el aniquilamiento de la oposición, se apuesta al retorno del viejo régimen político, que nada tiene que ver con un proyecto democrático.