La presencia de Manuel Velasco en Oxchuc generó rechazo y le gritaron asesino.
Esa fue una respuesta a la indiferencia, soberbia, impunidad y corrupción de su gobierno.
La simpatía que despertaba el güero se convirtió en enojo; acabó la luna de miel.
Lo grave en que su ineficacia fue premiada, sin tener mérito alguno.
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