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El gobierno de Manuel Velasco destruye a las Universidades Públicas

Editorial
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En las universidades es importante diferenciar a los académicos con los profesores universitarios. Un académico es aquel que desarrolla de manera integral las funciones sustantivas de la universidad: es profesor, es investigador y además realiza funciones de vinculación y difusión de la cultura.; mientras que el profesor sólo realiza la función de docencia, es un transmisor de saberes elaborados por otros. Esto significa que no todos los profesores universitarios son académicos, en virtud de que la mayoría de ellos sólo desarrollan la actividad de la docencia. Y una minoría de ellos, los académicos, son profesores e investigadores y dedican varias horas de su jornada a la generación y aplicación de saberes y a la difusión de los mismos.

 

Esta distinción entre académicos y docentes es importante realizarla porque la mayoría de los universitarios y la población en general lo desconoce.  Son tasados por igual, cuando el producto de ese trabajo tiene diferencias sustantivas y es lo que determina finalmente el Ranking y la calidad de las universidades.

En Chiapas hay muy pocos académicos, que son parte del Sistema Nacional de Investigadores. La UNACH tiene alrededor de 100; la UNICACH menos de 50 y la UNICH tiene 10 profesores que realizan investigación. Estos datos expresan una pobre incidencia de la investigación en las universidades y es un síntoma del subdesarrollo en el que se encuentran las universidades públicas, a la vez de que se manifiesta el poco interés del gobierno en el fomento de la vida académica y la mejora de la calidad de las universidades.

Adicional a esta situación, el trabajo de las universidades tienen que soportar a las autoridades de la universidad que poco o nada entienden de lo que significa el trabajo de los académicos. En los más de cuarenta años que tiene de vida la universidad pública en la entidad, sólo un académico ha sido Rector en la universidad, el Dr. Andrés Fábregas Puig, quien fue Rector de la UNICACH y luego fue Rector de la Universidad Intercultural y paradójicamente en las dos instituciones fue despedido por insidias del gobernador; Julio César Ruíz Ferro –lo hizo en la UNICACH- y Juan Sabines Guerrero –lo hizo en la UNICH. En la actualidad ninguna de éstas tiene un Rector que entienda y defienda un proyecto universitario y el nivel académico de los tres es vergonzoso, a grado tal que dos de ellos no cumplen con los requisitos que marca la ley para desempeñar esos cargos y al otro le modificaron a modo la Ley Orgánica.

Las tres universidades tienen en la actualidad problemas financieros y ninguna de ellas está pagando la cuota para la protección social en el ISSSTE y el Seguro Social, ninguna está realizando los depósitos para el Sistema de Retiro de los trabajadores y ninguna de ellas está pagando el impuesto a Hacienda.

El gobierno de Manuel Velasco desprecia y ofende el trabajo de los académicos y profesores universitarios, ha permitido y fomentado al interior de las universidades la intromisión y la corrupción de sus familiares y colaboradores. Así se percibe la imagen de su madre, la señora Leticia Coello y de su tío Jesús Agustín Velasco y su secretario Ramón Guzmán Leyva ha tomado decisiones al interior de la UNACH y de la UNICH, que han puesto en riesgo la vida universitaria.

En la UNICH, la intromisión de Guzmán Leyva ocasionó la destrucción del proyecto académico y le entregó el poder de la universidad a un sindicato que ha ocasionado conflictos y persecución de docentes en los cuatro años que lleva este gobierno.

La UNICH tiene 30 profesores de tiempo completo de los cuales 25 están en contra del sindicato. De estos 25 docentes la mayoría tiene el perfil PRODEP y 10 de ellos son miembros del Sistema Nacional de Investigación. El rector, Roberto Morales Ortega, puesto por Ramón Guzmán Leyva es un policía formado en la PGJE, quien fue presidente interino de San Cristóbal y por las complicidades desarrolladas en ese período con el funcionario del Estado, se hizo acreedor de ese cargo.

El sindicato de la UNICH, desde su origen, fue formado para enfrentar a los profesores de tiempo completo y dañar las actividades de investigación que algunos académicos realizan a pesar de las autoridades universitarias. Ahora, junto a las autoridades universitarias y con el consentimiento de Guzmán Leyva, idearon la estrategia para afectar a algunos docentes miembros del SNI, que tienen que ser evaluados en la convocatoria que se cierra en una semanas más, y les están negando la constancia de trabajo de la institución lo que les impide concursar y pretenden despedir en los próximos días a un grupo de docentes en el que hay académicos miembros del SNI

El daño que le están ocasionando a la institución y al personal académico es enfermizo, y todo lo están haciendo a nombre del gobernador. Así decidieron en un semestre ponerle nueve y diez a todos los estudiantes, pasando por la libertad de cátedra de los profesores, así han despedido a varias decenas de trabajadores y anteponen el nombre del gobernador para exigir renuncias y en caso de negativas ofrecen armar expedientes judiciales y consignarlos a la procuraduría.

Está bien que el gobernador de la entidad no tenga ni idea lo que significa el trabajo académico y no tenga ningún interés por mejorar las condiciones de la vida universitaria, pero ponerlo como parapeto para pedir renuncias o estimular la persecución en la UNICH resulta una burla, que más bien parece un síntoma de una conducta patológica.