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Participar en las elecciones presidenciales, una oportunidad para abrir la conciencia de los mexicanos: Pablo González Casanova

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El ex rector de la UNAM fue invitado por el EZLN a ofrecer una conferencia en el seminario ‘Los muros del capital, las grietas de la izquierda’, y explicó qué es la ideología de izquierda. Criticó además la cerrazón de Donald Trump respecto al cambio climático y sostuvo que la intención de los zapatistas de participar en las elecciones presidenciales es una oportunidad para abrir la conciencia de los mexicanos.

 

Aquí su discurso:

En primer lugar una excusa, porque el día de ayer estuve tratando de terminar, y terminé, una ponencia que les iba a leer y que ahora pensé que era mejor no leer… Porque, había yo traído tres textos a Chiapas, pensando que iba hablar al principio de la reunión, del encuentro, y resulta que me invitaron para el final del encuentro, y lo que pensaba decir no venía al caso. Entonces decidí hacer... acordarme del maestro Alfonso Reyes, que me decía que cuando pudiera dar una conferencia sin leer, sería mucho mejor darla sin leer, y que si la leía viera más... al público que al papel. Aquí puedo ver un poco, en medio de la oscuridad, al público, y decirle que pensé en la conveniencia de definir qué es la izquierda para... en parte, contradecir a quienes nos están acusando de dividir a la izquierda. Y me pareció que ese problema es interesante traerlo aquí, y entonces se me ocurrió ver cómo ha definido el pueblo mexicano a la izquierda a lo largo de su historia.

Empecé a pensar en los curas rebeldes que se vinieron huyendo de la inquisición y del cristianismo de Carlos V y Felipe II. Y esos curas rebeldes son el principio de un proceso que corresponde a la emancipación humana; y que naturalmente incluye una categoría que no existía en las ciencias sociales, o que no era central en las ciencias sociales, y que es central en la vida humana; que es la categoría de la explotación de unos hombres por otros.

Esa categoría no existía antes, pero no es la única que hace suyo el pensamiento emancipador, es decir, no puede haber emancipación humana si hay explotación de unos hombres por otros, eso es absolutamente claro, pero acabar con la explotación no es suficiente porque la emancipación humana es mucho más que eso.

Entonces, a partir de esta toma de posición, me pareció que aquellos curas; aquel cura que se subió al púlpito en la isla de Santo Domingo y ante la furia, la rabia desatada de lo conquistadores, declaró o dijo en su sermón que los indios tienen alma; es decir, que no son animales… aquel cura exigió respeto a ellos por su dignidad humana.

Y los conquistadores se pusieron furiosos, y bueno, en realidad eran herederos del Aristóteles que manejó la inquisición, aquél que le recomendó a Alejandro el Grande, un discípulo suyo, cuando se fue a conquistar Asia; y le dijo: “a los griegos trátalos como ciudadanos y a los bárbaros como animales o como plantas”. 

Entonces, el respetar al ser humano, el respetar la dignidad del ser humano, es una lucha muy grande que se sigue dando hasta hoy; y la palabra, el término dignidad, es parte de la terminología más cara para nosotros.

Acabo de mandar a la Enciclopedia Marxista de Ciencias Sociales de Alemania un trabajo sobre la dignidad, y allí cito a esos curas rebeldes que defendieron vigorosamente la dignidad de los indios. Pero como se ve, esta lucha siguió hasta nuestros días y entre los teólogos apareció la teología de la liberación con Gustavo Gutiérrez, en Perú; con varios teólogos notables y pensadores políticos en Brasil, como Leonardo Boff, o como Frei Betto, a quien me he encontrado muchas veces en Cuba, y que está luchando ya no sólo por reconocer la dignidad humana de los nativos sino por el socialismo.

Una primera definición entonces de izquierda sería esa: la que lucha por la dignidad humana de cuanto ser humano es oprimido y discriminado. Una segunda, es la lucha por la independencia, una lucha a la que no se le dio la importancia que tenía, y que tiene, sino hasta años muy recientes; hasta hace unas cuantas décadas con Fanon, en que el hombre colonial -el que vive en los países coloniales- apareció como un hombre oprimido, y bajo una opresión y una forma de dominación y de desprecio, y de privación, especiales; y tan especiales, que ahora vemos por ejemplo con lo que está ocurriendo en África.

En 7 países de África, están por morirse o ya murieron varios millones de habitantes, de hambre; cosa que ocurrirá si lo que nos contaba ayer, según me dijeron, ¡Magdalena Gómez, que ocurre en México, donde no sólo nos están quitando los recursos como el petróleo, la electricidad, etcétera, sino las tierras, el agua y el subsuelo, y donde se están creando “enclaves” coloniales! como los que ella mencionó.

Entonces sigue siendo un problema especial el estar contra el colonialismo, que más tarde se va a vincular al capital monopólico y va a adquirir otro nombre, el de imperialismo, y de eso hablaré un poco después. La lucha por la independencia además, unió a los pueblos indios con los líderes de la Independencia... Cuando Guadalupe Victoria le propuso a Morelos el dirigir la guerra, Hidalgo, según me contaron, le respondió: “No, ésta es una guerra del pueblo” y parece que en la guerra había más pueblos indios luchando por la independencia que mestizos, o blanquitos.

Entonces, los indios han estado insertos en nuestra historia, desde que nació este país como uno independiente, y hay que darse cuenta que lo que ahora se está haciendo es volver a decir eso; volviendo a expresar la estrecha vinculación, la total vinculación, que en México tienen el indio y el que no es indio. También, de ese par de curas que eran Hidalgo y Morelos, aparte de hacer la guerra del pueblo, uno de ellos, Morelos hizo la primera comunidad que se autogobernaba, y esa es otra forma de definir a la izquierda. Con comunidades y redes de comunidades autogobernadas y autosuficientes.

Y ahora paso a un legado más sobre el que, quienes manejaban ese marxismo un poco elemental de que no quiero acordarme, decían que era una revolución burguesa, etcétera; pero no, es otra forma, otro legado de la emancipación la, que va a realizar Don Benito Juárez. ¿Emancipación de qué?, de la utilización de la religión para oprimir; y de la alta jerarquía eclesiástica, que junto con muchos de los ricos de la época colonial fueron los que se quedaron con el poder y las riquezas cuando España ya no los pudo retener; y fue una gran virtud de Juárez, el hacer “La Reforma” como se le llamó, la más profunda de toda América Latina, quitándole al clero sus inmensas propiedades, y estableciendo la educación laica y el derecho a pensar sin que le invocaran a uno a Dios para decirle que estaba equivocado. Entonces ese es otro legado que define a la izquierda, y a la lucha por la emancipación humana.

Con los liberales también aparecen otras formas más de emancipación. Una es la que se da por la Autonomía Universitaria; la gran lucha que ocurre a lo largo del siglo XIX y XX, y que exige la independencia del Estado para que el pensamiento oficial no intervenga en lo que los profesores y los alumnos enseñan y aprenden. Fue y es una lucha maravillosa, que se sigue dando a lo largo de todos los años y que nos va a entregar hasta el “68” mucho de lo que la emancipación humana es.

Y en esa corriente destaca alguien que no nació en México, pero que es latinoamericano y que es uno de los escritores más notables de la lengua castellana: José Martí, quien representa un liberalismo radical, de una profundidad verdaderamente extraordinaria, porque por un lado le da una fuerza, una importancia central, a la moral como poder; y por otro, denuncia, con su riquísima pluma, al imperialismo naciente; y por otro más..., organiza una lucha revolucionaria en la que invita a formar parte de la dirección revolucionaria a un comunista.

Todo este liberalismo radical de fines del siglo XIX es el antecedente de la única revolución que subsiste en este momento de todas las luchas que se hicieron en busca del socialismo; y quiere decir que quienes rechazaban, o nos pedían incluso que no habláramos de moral, no entendían que no estábamos hablando de moralina, como con justa razón la denominó Benedetti, sino que estábamos hablando de moral de lucha, de moral de cooperación y de una palabra que siempre me sale en rojo en la computadora porque todavía no la acepta la Academia Española y que la inventaron aquí, los compañeros zapatistas, que es la que nos permite destacar la moral de compartición...

Entonces moral de lucha, moral de cooperación, moral de compartición aclaran de qué moral estamos hablando y que buscamos tenazmente practicar; y ambas aclaraciones acaban completamente con los planteamientos absurdos, y con los silogismos falsos, que padeció una gran corriente anarquista, y acaban también con la simulación de los que hablan de moral nada más para engañar y pretender que son lo que no son...

Así las contribuciones a la izquierda de las corrientes liberales son muy fuertes y van a llegar hasta nuestros días en que se enriquecen mucho con incontables experiencias y prácticas que comprueban su fuerza en el poder de movimientos y colectividades.

Pero, voy a seguir más o menos el curso de la historia de los legados y me voy a pasar a la revolución mexicana, en la que México también es el que hizo la reforma agraria más profunda de toda América Latina, una reforma revolucionaria en la que participaron los campesinos y los pueblos indios muy activamente, sobre todo con el zapatismo histórico, con el primer zapatismo, y fue una revolución de esas que se menospreciaron en cierto momento como burguesas por quienes incluso también califican de burguesas a las revoluciones del socialismo de Estado, en un modo de pensar bajo estereotipos que nos impiden ver la evolución de las luchas y de las acciones revolucionarias y contrarrevolucionarias.

Y son las luchas en su accionar histórico las que realmente definen los procesos... En efecto, la revolución mexicana no fue una revolución que hubiesen hecho los obreros solos, y es más, el comunismo no se había difundido tanto como el anarquismo entre los trabajadores.

Pero los trabajadores participaron en esa guerra y participaron los campesinos y los pueblos indios y la pequeña burguesía, y se hizo una revolución que logró esa Constitución de 1917, que estaba mucho más avanzada que la de la Unión Soviética, con principios de política de libre autodeterminación de los pueblos y de no intervención realmente extraordinarios, y con derechos de los trabajadores, de los campesinos... y todo eso ocurrió en procesos en los que parece que por un momento la burguesía se alía con las fuerzas populares para los objetivos que éstas buscan pero poco a poco esas alianzas se van echando a perder, y las burguesías vuelven a recuperar su avidez; y su egoísmo y el proceso funciona de la manera más perversa... Se da un fenómeno que hemos visto recientemente con la mayoría de los nuevos gobiernos progresistas de América Latina.