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HOJAS LIBRES

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Personajes impresentables en el equipo de transición de Rutilio Escandón
Chiapas es, ya, un obstáculo en los cálculos de López Obrador para su cuarta transformación

El pasado 5 de octubre, el “gobernador electo” de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas, dio a conocer su equipo de transición para el gobierno que presidirá a partir del 8 de diciembre de 2018 si no se presentan interferencias graves que adelanten la entrega antes del término constitucional.

 

A diferencia de Andrés Manuel López Obrador, que con bastante anticipación ha dado a conocer su gabinete, Rutilio ha guardado hermetismo sobre el tema.  Pareciera tener vergüenza del equipo que lo acompañará en esa gran aventura llamada Chiapas. Al dar a conocer su equipo de transición apenas si dio un atisbo de lo que puede ser un intento de secretarios del despacho y titulares de otras entidades del sector público.

En su alocución, Escandón Cadenas delineó el perfil de los futuros colaboradores que lo acompañarán.  Diría ante el gobernador Manuel Velasco Coello al momento de presentarse a los encargados de la transición entre los gobernadores entrante y saliente: “Mi equipo de transición está conformado por mujeres y hombres con experiencia, a quienes he instruido trabajar de manera cordial y cercana a los colaboradores de la actual administración, a fin de tener todo listo para el día 8 de diciembre”.

De entrada se advierte que, deliberadamente, omitió la moralidad y la ética política que debe acompañar a todo servidor público y rendir buenas cuentas ante el electorado y la ciudadanía chiapaneca.  Ninguna de las cualidades destaca en los hombres y mujeres presentados, así como tampoco la experiencia magnificada.

Por el contrario, dos de sus cercanos, Ismael Brito Mazariegos y Javier Jiménez Jiménez, son impresentables para darles una suprema responsabilidad dentro de la administración pública del próximo gobierno. Brito Mazariegos desempeñó el cargo de secretario particular de Rutilio Escandón durante los cinco años que este fungió como presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Chiapas, y Jiménez Jiménez ocupó la oficialía mayor del mismo Tribunal.

Ismael Brito fue presentado como el encargado de los asuntos de gobernabilidad y la relación con los presidentes municipales entrantes en este periodo de transición. La señal de Escandón Cadenas es inequívoca y funesta.  Enfila a su secretario particular como el próximo secretario de Gobierno aun cuando Brito carezca de los atributos suficientes para entender lo que significa la gobernación en el delicado ejercicio de la política.

Por encargo o motu proprio, Brito Mazariegos se dio a la tarea de presionar a jueces y magistrados para inducir el sentido de más de una sentencia. Las amenazas eran muy simples. Si no acataban la instrucción venía el cambio de adscripción con consecuencias de alejamiento de la familia del juez o magistrado.

Por hoy me referiré únicamente a la intromisión de Ismael Brito Mazariegos en un asunto que involucra a un alto funcionario estatal y a su progenitor.  Quedan pendientes las irregularidades en la liberación de su hermano, acusado de homicidio calificado, su intervención en el asesinato de Abelardo (nombre convencional), en el municipio de Coapilla, para inducir sentencia absolutoria y otras veleidades judiciales al margen de la ley.

Dos primos hermanos firmaron contrato de arrendamiento sobre una porción de mil metros cuadrados de un predio con una superficie total de 3 mil metros.  El primo que recibió el terreno en renta se quiso pasar de listo e inventó un contrato de compra-venta con un vendedor inexistente, sólo que ese contrato le sirvió de argumento para ocupar, sin derecho, los 3 mil metros y declararse legítimo propietario.

Ese abuso le valió al primo una acusación por el delito de despojo y terminó sentenciado a dos años de prisión.  Cuando la causa penal pasó en apelación a la Sala penal, Ismael Brito Mazariegos presionó a los magistrados para que revocaran la sentencia. Fue tal su atraco jurisdiccional que el magistrado encargado de elaborar el proyecto de sentencia fue cambiado de sede para que dejara de conocer del asunto.  Sólo que a Brito no le funcionó y la Sala confirmó los dos años de prisión.

En el exceso, Ismael Brito, secretario particular del Presidente del Tribunal Superior de Justicia, se asumió como parte en el juicio cuando, sin ningún recato, vociferó: “Si nos ganan la apelación nos vamos al amparo”.  ¿Nos vamos? Como funcionario judicial estaba impedido jurídica, moral y profesionalmente para tomar parte en cualquier asunto jurisdiccional.  Ismael sufrió otro revés.  El Tribunal Colegiado federal confirmó la sentencia de dos años del juez y de la Sala, pero a Ismael Brito le aquejan otros males.

Goza de fama de acosador sexual.  Cuando cursaba como diputado local en el Congreso del Estado, una de sus destinatarias era la propia sobrina del hoy “gobernador electo”. Por no acceder a sus pretensiones, Brito se encargaba de que a la joven le retrasaran los pagos, le negaran préstamos y otras prestaciones.

Javier Jiménez Jiménez fue el oficial mayor encargado de cancelar los bonos semestrales a los magistrados con el insostenible argumento de reducciones presupuestales.  A los actuarios les quitaron los 2 mil pesos de viáticos que como ayuda se les daba para notificar demandas a quienes eran requeridos por la autoridad judicial.  Esos 2 mil pesos en un exiguo ingreso representaban los pasajes del mes, el pago de una mensualidad del automóvil o una parte importante de la renta habitacional, pero a la par que disminuía el sueldo de jueces, magistrados, secretarios y actuarios, los gastos de campaña de Rutilio Escandón crecían en sus afanes de llegar a la gubernatura del estado.  A pesar de los severos cuestionamientos sobre el particular, Rutilio jamás aclaró si sus desmesurados gastos publicitarios eran con cargo a su peculio personal o del uso indebido de recursos judiciales.

Uno de los nombramientos más cuestionados del equipo rutilista es el del doctor José Manuel Cruz Castellanos como encargado de la transición en el sector salud.  Independientemente de la  mala reputación que goza en su natal Tabasco, con su inclusión, Rutilio adelanta, ya, que en Chiapas no existen médicos capacitados para hacerse cargo de las cuestiones de salud.  Hay que recurrir a las ayudas externas, aunque los recién llegados no tengan ni idea de la situación de la salud en Chiapas.

Otro motivo de preocupación con el nuevo gobierno a partir del 8 de diciembre son los tardíos foros de consulta que el coordinador general del Plan de Gobierno, José Antonio Molina Farro, realiza a menos de dos meses de la toma de posesión. De antemano se percibe la improvisación y puede predecirse el fracaso anticipado.

Lo que debió de haberse comenzado hace cinco meses está apenas en sus inicios. Hoy, en lugar de foros de consulta, debería de estarse en los caminos finales del Plan y en la confección de los planes sectoriales como complemento necesario del documento rector.

Si con esos personajes, y esas improvisaciones, se quiere lograr la cuarta transformación, Chiapas es, ya, un obstáculo en los cálculos de López Obrador.   Ampliaremos…