Chiapas requiere un gobernador

Un grave defecto en el que está incurriendo el gobernador Rutilio Escandón, es el de improvisar sus mensajes, en lugar de leer discursos elaborados ex profeso para cada acto al que asiste, pues eso ocasiona que se hagan evidente sus limitaciones y que incurra en discursos demagógicos o en situaciones de ilegalidad.

En días pasados señaló: “En Chiapas nadie está por encima de la ley ni al margen de ésta”, frase cargada de inconsistencia, porque en Chiapas lo que priva es la impunidad, que oscila en un 99%, de acuerdo a un trabajo elaborado por el Dr. Daniel Vázquez Valencia, quien fuera varios años coordinador de la maestría en derechos humanos y democracia impartido por FLACSO México. De  allí que con un alto nivel de impunidad, la afirmación nadie al margen de la ley no puede ser más que demagogia, en virtud de que en la entidad  lo que prevalece es la ilegalidad.

De igual manera ayer, en un acto en el municipio de Acala, reitero otra frase desafortunada, que ya había pronunciado el domingo en la inauguración de la feria de Villaflores, cuando al referirse a los funcionarios corruptos mencionó: “Los que estén acusados de cometer delito de corrupción, no van a tocar baranda, se van a ir directo a la cárcel, […]”. Con este mensaje el gobernador olvida que existe el principio de presunción de inocencia, que pone en entredicho su conocimiento del derecho, del que es especialista y se desempeñó casi todo el sexenio anterior como presidente del tribunal de justicia.

Pero con ese comentario no sólo pone en duda la presunción de inocencia sino también el de las garantías judiciales que la Convención Americana de Derechos Humanos reconoce en su artículo 8º que textualmente señala: “Toda persona tiene derecho a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente independiente e imparcial establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.”

Chiapas viene de dos gobiernos desafortunados y el de Rutilio Escandón pinta para ser igual o peor que los gobiernos que le antecedieron, en el que permanece la indiferencia, la banalidad, la ineficacia y en donde ya lleva un récord respetable de inaugurar ferias y coronar reinas.

En este sentido el gobernador debe entender que su principal función es la de gobernar y no lo está haciendo. Él, por el papel histórico que le tocó desempeñar, que es el de la transformación, no tiene derecho a equivocarse, pues es mucho lo que está en juego en este gobierno y sin embargo, en estas cinco semanas que van de la administración, todo sigue igual, sólo que con más inseguridad.

Qué debe hacer Rutilio Escandón para cumplir satisfactoriamente con el papel histórico que le tocó desempeñar: primero, cuidar su discurso; segundo, nombrar un gabinete que vaya acorde a la gran responsabilidad social que está en juego en Chiapas; tercero, tener un plan de gobierno que siente las nuevas bases para el bienestar de la entidad; y, cuarto, que se ponga a gobernar a la voz de ya, que Chiapas necesita un gobernador de tiempo completo.