El combate a la corrupción

La confrontación del presidente en contra de un grupo de periodistas e intelectuales que tienen acceso a los medios subió de tono y con ello se terminó mellando la figura presidencial, que ya no tiene el respeto que se construyó en el anterior régimen, en el que el presidente era intocable. En esta disputa el golpeteo busca desacreditar al presidente en tres áreas fundamentales en el discurso de López Obrador: que la austeridad es un discurso de empobrecimiento nacional que no aplica en su familia; que la corrupción sigue siendo la característica de la administración pública y que las conferencias mañaneras se utilizan para desprestigiar a los críticos del gobierno en el que sin ningún decoro el presidente utiliza mentiras y hay quienes llevan documentado que en esas conferencias el presidente ha señalado más de 70 mil comentarios que son falsos.

En esta disputa la presidencia no ha valorado quién es el que tiene más que perder, y este análisis resulta fundamental hacerlo, debido a que en los pleitos políticos gana el que pierde menos. Y en esta disputa el que tiene más que perder es el presidente, sobre todo porque su gobierno tiene fecha de caducidad y esto termina en noviembre del 2024, mientras que la presencia de los periodistas tiene una continuidad de más largo plazo y que van a sobrevivir a los ataques presidenciales y más porque el sexenio ya está por concluir.      

En esta confrontación queda clara una interrogante: cómo ganarle a una persona que no sabe perder, y el presidente ha dado muestras de que no sabe perder; así fue en las dos ocasiones en que buscó la gubernatura de Tabasco; así fue cuando de manera ilegal fue candidato al gobierno del Distrito Federal, en donde el presidente Zedillo dio luces para dejarlo pasar ya que finalmente Obrador y él tenían intereses comunes en contra de Salinas de Gortari; así fue en las dos ocasiones en que buscó la presidencia y el resultado no le fue favorable, así es en esta disputa con los periodistas e intelectuales, en que convirtió un asunto familiar en un asunto de Estado.

En medio de esta disputa, que denota una crisis de la figura presidencial, ayer se dio a conocer el Índice de Percepción de la Corrupción que elabora cada año la organización Transparencia Internacional, y México muestra que un aumento de la percepción de la corrupción; situación que significa que el gobierno de López Obrador no ha sido capaz de mejorar su calificación en el IPC por tercer año consecutivo, y a pesar de las acusaciones que con frecuencia se escucha señalar de corrupción a los anteriores gobiernos, no hay detenidos por este delito y en el caso de Emilio Lozoya se busca obtener un acuerdo de reparación y no de sanción. Lo grave de esta situación es que personajes de su gobierno y de su familia han sido señalados por actos de corrupción y no ha pasado nada.

Los resultados de este Índice de percepción de Corrupción internacional, proporcionan en este momento de la disputa mediática, una información sobre el manejo de los recursos públicos a los críticos del presidente. Y obviamente los resultados no le son favorables al presidente, que ha hecho del discurso del combate a la corrupción su preferido, pero que en realidad no se muestran resultados favorables en ese aspecto. Sólo que en este momento la crítica de sus opositores va a ser encarnizada, en virtud  de que la fortaleza moral del presidente reside en su discurso en contra de la corrupción, que la considera como el mal mayor de los gobiernos neoliberales, pero en su gobierno no han habido resultados, lo que lo convierte en igual de los gobiernos que tanto ha criticado.