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El legado de Manuel Velasco

Editorial
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En Chiapas hay un malogrado gobierno, que redujo estrepitosamente los índices de legitimidad y popularidad del gobernante y al mismo tiempo acrecentó el malestar y la indignación de la población, pues Manuel Velasco no tomó decisiones, aún y cuando Chiapas representa el caos social y su única preocupación fue la de ganar las elecciones. Ya se ha dicho en otras ocasiones que el gobierno de Velasco Coello se describe con 10 palabras: ineficacia, corrupción, pobreza, indiferencia,  despilfarro, caprichos, opacidad, frivolidad, incertidumbre e impunidad.

 

A cinco meses de que concluya esta pesadilla de gobierno, se puede señalar que no existe ninguna obra de importancia en la entidad que justifique los 400 mil millones de presupuesto ejercidos, ni existe logro alguno por el que pueda recordarse para bien la figura de Manuel Velasco Coello.

Lo grave de esta situación, es que en Chiapas se consolidó un gobierno personal, que dejó de apegarse a las normas y leyes y  en la que muchas de las decisiones de gobierno fueron arbitrarias e ilegales, lo que produjo una ruptura con el funcionamiento de las instituciones, que tiene que ver con la ineficacia de la impartición de la justicia y con las decisiones que debieran de tomarse en el Congreso Local, en donde estos poderes que debieran ser autónomos se encuentran a la deriva.

Lo extremo de toda esta situación, es que sobre la base de los hechos, en Chiapas no funciona el gobierno o más directamente no hay gobierno. Esto ha exacerbado la violencia en los grupos sociales, que cierran carreteras e imponen cuotas de peaje, debido a que el gobierno no atiende ni resuelve las demandas de la población.

Esta problemática conduce a la existencia de un gobierno de caprichos, pero en el que no se tomaron decisiones políticas y en los momentos en que lo hizo, lo que apareció fue la frivolidad y la indiferencia, donde con frecuencia se violentó la legalidad

Un ejemplo de esto se vivió en las elecciones del 1 de julio, en donde los chiapanecos eligieron diputados que nadie los conoce y que no hicieron campaña. Lo extremo de esta situación es que un día previo de las elecciones la instrucción del gobernador fue la de hacer cambios de candidatos que horas más tarde los volvió a cambiar y ya no se diga las violaciones en las que se incurrió para cumplir con el millón de votos que el gobernador le prometió a AMLO, en donde hubo clonación de boletas y compra del voto hasta por cuatro mil pesos.

El gobierno personal no sólo fue excluyente con los grupos y la población en general sino que fue frívolo con sus colaboradores más cercanos a quienes los mandó como candidatos del PRI-Verde, para luego humillarlos con la derrota.

En Chiapas los últimos gobernadores construyeron el derecho de “gobernar” como ellos quieran y consideren conveniente. Nada más que Velasco Coello también construyó el derecho a no tomar decisiones y eso resulta a todas luces  inaceptable porque nunca se supo a ciencia cierta cuáles fueron sus preocupaciones pero al último dejo en claro cuáles fueron sus intereses: enriquecerse a manos llenas, permitir el enriquecimiento de sus familiares y dejar que sus colaboradores hicieran del gobierno una rapiña.

En concreto, a Manuel Velasco nunca le preocupó el bienestar de Chiapas y de su población, de allí los desvaríos que caracterizaron a este gobierno, en el que lamentablemente las instituciones no ejercieron límite alguno para impedir la irresponsabilidad de este gobernante, que se ganó a pulso el ser recordado como el peor gobernador de la historia de Chiapas.