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El daño por la inacción y la falta de ideas

Editorial
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El manejo del gobierno a la crisis sanitaria no ha sido el adecuado, a punto tal que sectores de la población no están guardando las medidas preventivas para evitar los contagios.

En el concierto de errores, de ocultar información y el de privilegiar la relación política con el gobierno federal, se dejó de aportar recursos económicos necesarios a sectores que no podían dejar de laborar pues dependen de un sustento diario como son los trabajadores del mercado informal y se apostó a la caridad y al descuento de los trabajadores; junto a esto el gobernador suele hablar de economías y ahorros del gobierno, una información que es insostenible y que evidencia que la austeridad propicia mayores contagios en la población y mayor vulnerabilidad del personal en los hospitales.

Ahora, en un punto máximo de contagios se presentan varios dilemas. El más preocupante, la actitud gubernamental de hacer responsable a la población de mantener el aislamiento, cuando existe la necesidad de alimentación en una inmensa mayoría que vive al día, y a la que el Estado no la provee de sus necesidades mínimas, incumpliendo con ello sus obligaciones de proteger, sus obligaciones de garantizar y sus obligaciones de promover los derechos de la salud y de alimentación de estos sectores de población.

Bajo las condiciones de propagación del virus, es muy tentadora la apuesta de prohibir la circulación de las personas, y esto sin duda tendría respaldo social. Sin embargo, las medidas preventivas que se tomen no pueden violar derechos humanos, pues existen prohibiciones legales que lo impiden.

La apuesta del gobierno durante esta crisis sanitaria era la promoción de la construcción de nuevas ciudadanías, en donde obviamente se apostara a la auto-responsabilidad y a la reflexión de la importancia que representa el aislamiento como única medida que evita la propagación del virus, pero el gobierno es carente de ideas y no tiene ningún programa que favorezca la construcción de ciudadanías.

Pero aún y con una ciudadanía participativa, el problema no estaría resuelto del todo, porque seguiría estando presente el problema de la alimentación de las personas en condiciones de vulnerabilidad o que tienen que trabajar para garantizar su sustento diario. Y aquí está la gran falla del gobierno de Rutilio Escandón, en que no adoptó las medidas para atender a la población que no tiene capacidad para proveerse de alimentos en cantidad y calidad y la magnitud de la emergencia sanitaria que se está viviendo, el Estado está obligado a agotar el máximo de sus recursos para satisfacer las necesidades alimentarias de la población.

Lo verdaderamente cuestionable al gobierno de Escandón Cadenas, es que Chiapas cuenta con los recursos presupuestales para atender a esta población, lo que permitiría garantizar su aislamiento durante esta difícil de contagios, pero no lo quiso hacer. El presupuesto de este año es una cantidad superior a los 95 mil millones de pesos y bien pudo haber realizado los ajustes al presupuesto para liberar más de mil millones de pesos y atender todas las necesidades derivadas de la emergencia, pero se limitó a no hacer nada y ahora habrá que esperar el nivel de afectaciones a la salud y de pérdidas de vida ante una irresponsabilidad que puede entrañar juicios y sanciones.