La alianza de Morena con el partido verde

La alianza electoral entre Morena y el partido verde evidenciaba la superposición de los intereses políticos de grupo sobre el interés superior que Chiapas debiera representar. Pero a su vez, esta alianza representaba la posibilidad del triunfo electoral que Morena requería en la entidad, sin importar los costos y desprestigio que esta alianza acarrea. Aquí la consigna era ganar al costo que fuera, dejando de lado principios éticos y políticos.

Los resultados finales de la elección  resultaron exitosos para Morena pero no así para el futuro de Chiapas, pues difícilmente se puede considerar que alguno de las personas electas a la diputación federal, a la diputación local o a las presidencias municipales representa la política y la transformación que Chiapas requiere.

Hoy resulta claro que el gobernador Rutilio Escandón no está comprometido con la transformación de Chiapas y mucho menos promueve la construcción de una nueva sociedad, que en realidad eso es lo que implica un gobierno diferente como se pretendió vender en el pasado proceso electoral, en el que ahora existen sobradas  evidencias de que todo ese discurso es un fiasco y que la tan cacareada transformación no existe, y peor aún, que no hay ninguna diferencia entre la administración de Rutilio Escandón con los gobiernos que lo precedieron, a punto tal que se constituyó una alianza entre Morena y el Verde, que más que un acuerdo político todo parece indicar que se firmó un pacto entre políticos cercanos a la delincuencia organizada.

Pero este proceso electoral demuestra que la administración encabezada por Rutilio Escandón no está a la altura de las circunstancias que Chiapas requiere, que carece de cuadros para gobernar, que no tiene proyectos ni agenda de gobierno,  que no tiene rumbo y por la indiferencia manifiesta ante los problemas sociales, da muestras que tampoco le interesa gobernar y que sobre la base de los hechos construyó una cohabitación de gobierno con el partido verde, en el que el pusilánime de Manuel Velasco le ganó la partida política y preparó con anticipación su predominio político en la entidad.

Con esa alianza política Rutilio Escandón sembró la semilla de la violencia postelectoral, tal y como se está viviendo en los municipios de Chilón, San Cristóbal, Tapachula y Huixtla, en donde los enfrentamientos se están presentando entre simpatizantes del verde en contra de los simpatizantes de Morena, en donde queda manifiesto que el gobernador carece de estrategias y de decisión política para evitar que verde ejerza el control de Chiapas.

Con el verde como la segunda fuerza política en la entidad las expectativas para construir un Chiapas con bienestar resultan desalentadoras, debido a que se fortalece la política de la ineficacia, la frivolidad, la abulia y la corrupción que caracterizó a los gobiernos anteriores.